SEXUALIDAD EN LA PAREJA
La sexualidad es un área importante del ser humano, ésta cambia y crece a lo largo de nuestra vida e incluye comportamientos sexuales, las relaciones sexuales y la intimidad.
Dentro de la pareja es un área a destacar y a la que prestar atención. Es la parte más íntima que en muchos casos sólo compartimos con la persona elegida. Y como todos sabemos, a veces no es tan fácil que funcione, hay que cuidarla.
Como ya hemos comentado en algún artículo, el psicólogo estadounidense Robert Sternberg desarrolló una teoría sobre el amor y la relación de pareja, “teoría del triángulo del amor” donde incluía tres áreas fundamentales para describir una relación de pareja suficientemente buena:
- Pasión: deseo sexual o romántico de gran intensidad, acompañado por una fuerte tendencia a buscar la unión física y/o emocional con el otro.
- Intimidad: conocimiento del otro y confianza en lo que es, lo que hace y lo que siente y preocupación por su bienestar. Necesidad de acercamiento y de compartir lo que sentimos y pensamos, de compartir nuestro espacio interior.
- Compromiso: voluntad de mantener el vínculo y sentimiento de responsabilidad al respecto. Interés en superar las adversidades, más allá de las circunstancias temporales. Además, cada pareja elige qué tipo de compromiso establece y qué tipo de reglas… Exclusividad, pareja abierta, convivencia conjunta, separada…
En este artículo queremos centrarnos en la pasión, en la sexualidad como el área que más rápidamente se suele desarrollar y, al mismo tiempo, más rápidamente se suele desvanecer. La intimidad se desarrolla más lentamente, y el compromiso más gradualmente todavía.
¿Por qué la sexualidad en muchos momentos decae en la pareja?
Hay infinidad de motivos por los que la sexualidad se puede ver afectada en la relación de pareja y no siempre tiene que ver con la vida sexual en sí.
Nosotros, como psicólogos, vemos al ser humano como un todo y no aislamos la sexualidad del resto de áreas vitales de la persona y de la relación de pareja.
Diversos estudios revelan que el enfado, el resentimiento, las enfermedades, el aumento de peso o el estrés son las principales causas por las que no se tiene una sexualidad satisfactoria.
Desde nuestra experiencia profesional muchos de los motivos por los que el sexo no funciona tienen que ver con un deterioro en la relación de pareja debido a diversos acontecimientos, tanto laborales, como personales, el nacimiento de un hijo, un “fracaso” sexual ocasional que puede provocar ansiedad a posteriori.
Las diferencias en la relación pareja, una mala comunicación llena de juicios, exigencias, críticas, la no aceptación del otro… son la causa mayor que tanto hace que nos cerremos y desarrollemos inhibiciones de cara a la sexualidad. Cuando existen tantas diferencias no resueltas en la relación de pareja, dentro de la sexualidad el primer afectado es el deseo sexual.
La relación de pareja es un fuerte que tienen que construir y cuidar ambos miembros de la pareja y si la responsabilidad no está compartida y negociada, el resto de áreas pueden comenzar a tambalearse. Los momentos de crisis en la pareja son vitales, forman parte de la relación de pareja al igual que las crisis vitales individuales forman parte de la vida, por ello hay que saber aprovecharlas para crecer y desarrollarnos.
En muchas ocasiones, nos encontramos sumergidos en nuestro mundo interno, acudiendo a terapia sin hablar con nuestra pareja sobre lo que estamos sintiendo en la relación, pensando que tenemos algún problema individual con respecto a nuestra propia sexualidad, exigiéndonos cumplir con lo que se supone que tenemos que cumplir sin darnos cuenta que lo que nos sucede puede ir más allá, puede estar relacionado con algún momento vital importante nuestro o de la relación de pareja.
Nuestro cuerpo, desde la inhibición sexual, nos avisa de que algo no está funcionando bien, algo está sucediendo y, por tanto, tenemos que atenderlo.