A la hora de enfrentarnos a cualquier situación, el primer proceso que debemos hacer es sacar un significado personal de dicha situación, está conclusión que extraemos nos dicta cual es el “mejor” comportamiento a desarrollar para poder gestionarla.
Si bien es cierto que generalmente solemos ser eficaces a la hora de extraer significados y conclusiones de las situaciones que vivimos, hay veces que caemos en errores de pensamiento que nos complican nuestra manera de pensar y nos hacen más difícil enfrentarnos a ellas. Los errores más comunes son los siguientes:
- Hipergeneralizacion: es el pensamiento por medio del cual de una situación vivida pensamos que todas las situaciones parecidas tendrán el mismo desenlace. Este pensamiento es el típico que tenemos cuando alguien le proponemos un plan y pensamos “le caigo mal a todo el mundo” “nadie quiere quedar conmigo”.
- Filtraje: Es la tendencia a ver solo los aspectos negativos de una situación minimizando o negando los aspectos positivos de la misma. Este patrón de pensamiento está asociado con los estados depresivos en los que se tiende a resaltar lo negativo y a obviar lo positivo. Un ejemplo típico de esta forma de pensar la encontramos cuando hemos tenido un gran día pero al final nos ha surgido un contratiempo y este tiñe todo de un sentimiento negativo.
- Pensamiento polarizado: es el pensamiento que nos lleva a ver las situaciones en una dimensión dicotómica, es decir, ver las cosas buenas o malas, positivas o negativas, todo o nada, perfectas o imperfectas sin ver los puntos intermedios o los matices. Encontramos este tipo de pensamiento cuando nos enfrentamos a una tarea y si no sale perfecta pensamos que es un completo desastre.
- Culpabilidad: este tipo de pensamiento nos lleva a pensar que somos culpable de todo lo que pasa a nuestro alrededor, incluso aunque no tengamos ningún control sobre ello y sin tener en cuenta otros factores que pueden estar influyendo en la situación. Nos lleva a sentirnos culpables del más mínimo fallo haciendo de ello un drama. Un ejemplo de este pensamiento lo encontramos cuando alguien dice que se siente deprimido o aburrido y pensamos que es por estar en nuestra compañía, esto es por nuestra culpa.
- Personalización: Este es el pensamiento que nos lleva a compararnos con los demás en todos los aspectos, y a pensar que todo lo que pasa tiene que ver con nosotros sea esto no no cierto. Nos lleva a pensar que un comentario que hace alguien lo hace por nosotros. Por ejemplo cuando una persona dice que le molesta la gente impuntual y nos sentimos aludidos porque llegamos una vez tarde.
- Interpretación del pensamiento: es la tendencia de interpretar los las intenciones y los sentimientos de los demás sin base alguna. Tratamos de “leer” la mente de los demás suponiendo lo que están pensando. Un ejemplo de esto lo tenemos cuando en una reunión de amigos un par se están riendo y pensamos que se ríen de nosotros.
- Catastrofismo: Este pensamientos es quizás uno de los más peligrosos ya que con él, en nivel de ansiedad aumenta exponencialmente, es lo que comúnmente llamamos los Y si…? y si pasa esto? Y si pasa lo otro?. Es el pensamiento que lleva a ponernos en el peor de los escenarios posibles. Por ejemplo si un amigo se retrasa y pensamos: ¿y si ha tenido un accidente?
- Falacia de control: Es la tendencia a pensar que en las situaciones tenemos más o menos control del que realmente tenemos. La persona hipercontroladora tendrá una necesidad de tenerlo todo bajo control y esto es imposible en muchas de las situaciones de la vida por lo que se sentirá insegura, mientras que el hipocontrolador se dejará llevar y tendrá la percepción de que nada puede hacer para cambiar las cosas. Un ejemplo de hipercontrolador es la persona que necesita saber en todo momento que va a pasar planificando el hasta el más mínimo detalle. Un ejemplo de hipocontrolador es la persona que está inmerso en un problema y piensa que no puede hacer nada para arreglarlo cuando si hay alguna alternativa posible para hacerlo.