La gelotofobia es el miedo a ser objeto de burla. Quienes sufren de esta fobia no ven la risa como algo positivo.
Hoy día casi nadie duda de los efectos poderosos de la risa, sin embargo, esta no es la realidad para quienes sufren de gelotofobia.
Las personas que sufren gelotofobia no ven en la risa un factor afectivo positivo, ni como una señal de júbilo, alegría, relajación o regocijo. Al contrario, las personas con gelotofobia experimentan la risa como una amenaza dirigida hacia ellos.
Como experiencia social, la risa y el humor no son agradables para estas personas, sino que les genera miedo y tensión.
La gelotofobia
Los gelotofóbicos no experimentan la risa como una forma positiva de manejar las emociones, ni como un factor que genere alegría.
Al contrario, cuando otros sonríen, los gelotofóbicos sienten que no pueden sumarse, ni reaccionar de forma apropiada.
Algunos especialistas consideran que para los gelotofóbicos la risa es un problema social.
En todo caso, de acuerdo con Sevilla y López, en su estudio titulado: la gelotofobia, evaluación del miedo al ridículo en alumnos universitarios, dicha fobia puede tener repercusiones negativas severas en quienes la sufren, siendo uno de los primeros efectos el aislamiento social, así como las depresiones considerando, además, que se trata de un fenómeno específico de la vergüenza.
De acuerdo con la investigación de estos autores, uno de los factores que pudiese influir en la aparición de la gelotofobia puede estar relacionado con el comportamiento de educación paterna, la cual podría contribuir a inducirla.
Es por ello que también destacan el papel de los profesores y maestros, dado que son figuras de influencia en el desarrollo emocional, cognitivo y social de los niños y que, al igual, de alguna forma, podrían inducirla a los alumnos.
En el estudio, también se destaca el hecho de que estar expuesto a edades tempranas a la burla, de forma intensa y repetida, puede tener efectos negativos a largo plazo.
A la gelotofobia, palabra que deriva del griego gelos, y que se traduce como risa, se le considera como un miedo patológico al ridículo y a la risa. Sin embargo, también se le ha denominado “el síndrome de Pinocho”, de acuerdo con Sevilla y López.
En concreto, se le puede definir como un miedo patológico a convertirse en un objeto de ridículo ante agentes sociales, pues, el pánico al ridículo es la principal preocupación de quienes padecen de gelotofobia.
La realidad de quienes viven con gelotofobia
Las personas que viven con este temor escuchan reír a otros y piensan de inmediato que se están burlando de ellos, por lo que, lo siguiente, es la tensión. Algunos llegan a asumir actitudes de agresividad a modo de defensa.
No obstante, quienes son conscientes de que padecen de esta fobia, tratan de vivir con mucha discreción, hablan poco y las risas no forman parte de su cotidianidad. De hecho, hay quienes ven cómo otros la pasan bien, ríen juntos, se divierten, e intentan ser lo más parecido a ellos, pero, temen que al acercarse reciban burlas por ser diferentes.
Es probable, según algunos expertos, que los gelotofóbicos no comprendan qué es la risa o, tal vez, piensen que se trata de algo malicioso o negativo, lo cual les haría sentir el miedo al escucharla.
Las personas con gelotofobia también sienten otros síntomas desagradables al estar rodeados de personas, tales como mareos, dolores de cabeza provocados por el estrés, temblores en momentos sociales, entre otros.
Asimismo, pueden sentir rabia intensa cuando escuchan la risa de otras personas y dicha ira puede durar desde horas hasta días, provocándoles malestar. Esto lleva a que tales personas se refugien en actividades solitarias o en deportes en los que no tengan que interactuar con otros.
Esta fobia puede suponer limitaciones en muchos ámbitos para quienes la sufren, siendo uno de ellos el escenario laboral.
Encontrarse en una oficina, repleta de personas, puede ser un verdadero reto para quienes padecen de gelotofobia, puesto que, si alguien ríe, la persona afectada siente que se trata de un ataque personal.
Con el transcurrir del tiempo, la fobia puede erosionar la autoestima de la persona afectada, además de hacerle sentir ansiedad.
Otra de las limitaciones que encuentran las personas con gelotofobia es la dificultad para hacer amigos, tener relaciones estables o encontrar el amor.
Causas y consecuencias
Hasta el momento no se conocen las causas exactas de esta realidad de quienes viven con temor a ser objeto de burla. Esto significa que las opciones de tratamientos también pueden estar limitadas. Es posible que la gelotofobia derive de factores ambientales, sobre todo en el entorno del niño, su vida social y escolar.
Quizá, muchas de las personas que sufren de esta fobia hayan sido víctimas de acoso escolar. Pero, también es posible que puedan recibir indicaciones para responder de una manera diferente ante la risa, solo que se trata de un hecho recientemente descubierto.
Se considera que, tal vez, en la infancia la persona sufrió de episodios de vergüenza y frialdad en la interacción con las personas de referencia y más tarde desarrolló la fobia. Además, se cree que también puede estar relacionado con experiencias traumáticas, como hacer sido objeto de burla, o haber sido ridiculizado en la juventud.
Igualmente, se piensa que, en el caso de los adultos, la gelotofobia pudiese estar asociada con haber recibido risas en tono sarcástico, como en los casos de mobbing, por ejemplo.
De cualquier modo, la persona que desarrolló la gelotofobia tiende a comportarse de “manera extraña”, cuenta con pocas competencias sociales, o estas se encuentran poco desarrolladas.
Los gelatofóbicos sufren de dolores de cabeza ocasionados por la tensión nerviosa, vértigo, molestias a nivel lingüístico, se ruborizan, pierden el control emocional, entre otras.
Entre las consecuencias también se señala el comportamiento del “síndrome de pinocho”, en el sentido de que hay movimientos corporales con poca habilidad, o torpeza, rigidez emocional y frialdad.
De la misma manera, las personas que sufren de este padecimiento suelen perder la alegría en la vida. La risa y el buen sentido del amor les hace sentir miedo y agresividad, por lo que, para protegerse, se retiran de la vida social.