Desde finales del año 2019 nuestras vidas han sido dictadas por una pandemia que ha obligado a los gobiernos a reordenar prioridades y por nuestro lado, como ciudadanos, a adaptarnos de la mejor manera que podamos. Sin embargo, estas medidas al paso del tiempo han revelado problemáticas que, a pesar de existir desde hace muchísimos años, con el confinamiento por COVID-19 se han exacerbado.
La problemática a tratar es muy delicada y debemos abordarla con el mayor grado de sensibilidad posible; la realidad es que el confinamiento forzado ha incrementado la violencia y el abuso familiar poniendo en riesgo a gran número de mujeres (por supuesto que también hay abusadoras, sin embargo, la gran mayoría son hombres).
Ellas, se han convertido en víctimas ocultas de la pandemia, viviendo un infierno en el lugar que idealmente debería asociarse con tranquilidad, seguridad, protección o refugio, ya que acorde a las cifras presentadas en La Vanguardia: aproximadamente el 80% de los abusos se desarrollan en el domicilio de la víctima, en casa del abusador o de algún familiar cercano. Y, aproximadamente en el 75% de los casos, los agresores son familiares.
- Cuando somos víctimas de abuso tendemos a normalizar la situación e incluso a hacernos responsables. Debemos tener en claro que lo que está sucediendo no es normal, ni es aceptable. Si tu cuerpo, tu mente y tu
espíritu están en malestar por algún comportamiento externo, escúchate y créete, tienes derecho a defenderte y a pedir ayuda. Estos comportamientos pueden ser caricias no consentidas, acoso o violencia
como insultos, bofetadas o golpes. - Encontrar vías de escape que proporcionen protección es esencial y se trata de estar expuesto al abuso el menor tiempo posible ya sea buscando actividades para distraernos o para estar aislados en zonas de confort que nos alejen del detonante y nos regalen un momento de paz.
- Es de suma importancia contar con una red de apoyo, aunque quizás no estés listo para contar lo que está sucediendo, apoyarse en amistades, familiares o algún entorno seguro te ayudará a recuperar fuerzas y poder
para abandonar la situación de malestar en la que te encuentras.
Desahogarte y confiar en las personas más cercanas a ti puede resultar fructífero para ti y la situación sin embargo si no sientes que sea el momento o si no crees que puedan brindarte la ayuda necesaria, puedes llamar a 5568 8722, para la Ciudad de México y área metropolitana, o al 800 4688722, del interior de la República. Hay personal dispuesto a ayudarte.
Si no estamos viviendo una situación de abuso en casa, debemos concientizarnos a que quizás alguno de nuestros vecinos o personas cercanas lo esté viviendo y podemos ser la red de apoyo que requiere.
Si te identificas con alguna de estas situaciones y requieres ayuda profesional o estás listo para levantar la voz, acude a nosotros. No estás solo.
Arantxa Jalife