Consecuencias de la infidelidad
Una persona que es víctima de una infidelidad puede experimentar sentimientos de abandono, traición, enojo, se puede sentir usada o burlada. Una infidelidad no puede separarse del conocimiento pleno de la persona infiel del inmenso dolor que ocasionarán sus acciones en el momento en que sean descubiertas. Refleja por tanto una desconsideración gratuita hacia los sentimientos de alguien que ha prometido apreciar y proteger de por vida.
La primera reacción de la mayoría de las parejas, después de descubrir la infidelidad de su pareja, es terminar con la relación. A la mayoría de las personas les resulta difícil imaginar tener nuevamente una relación normal después de tal violación de confianza. La sola imagen del esposo o la esposa teniendo relaciones sexuales en los brazos de un amante, es perturbadora y hace difícil evitar el surgimiento del resentimiento. Sorprendentemente, la mayoría de los casos la infidelidad no conduce al divorcio. De hecho, la mayoría de las parejas se esfuerzan por reconciliarse, y usualmente tienen éxito. Sin embargo, a pesar de una reconciliación aparentemente exitosa, el resentimiento puede reaparecer y la pareja puede recaer eventualmente. La razón principal para trabajar a fondo y en detalle la situación crisis que se vive después de la infidelidad, es para evitar lo más posible que el recuerdo del engaño aceche a la pareja por décadas. La terapia de pareja puede ayudar a todo esto. Ambos esposos tienen que ser pacientes, la pareja infiel tiene que darle la oportunidad a su pareja de superar su resentimiento, y la pareja engañada tiene que trabajar en darle nuevamente un voto de confianza a su cónyuge (de lo contrario, qué caso tendría continuar las vidas juntos).
¿Quiénes están expuestos al riesgo de una infidelidad?
La realidad es que la infidelidad es un riesgo al que todos estamos expuestos, por lo que conviene no cerrar los ojos a la posibilidad. No se trata exactamente de desconfiar de la pareja, pero tampoco de “confiar ciegamente”. Confiar ciegamente es una actitud poco activa, que tiende a desactivar una actitud de alerta que siempre es saludable (un poco como los animales, que siempre están al acecho, cuidando sus espaldas incluso cuando beben agua). Estar alerta no debe confundirse con desconfiar, ni con los celos infundados, sino con simplemente no pensar que la infidelidad es algo que nunca podría ocurrirle a uno. Existen maneras insospechadas con las que abonamos sin darnos cuenta, involuntaria e inconscientemente el terreno de la infidelidad. Forma parte del amor, de construir y cuidar una relación el trabajar para elevar cada vez más el muro que deja fuera la posibilidad de la infidelidad. Es un gran error pensar que la fidelidad puede darse sola, sin esfuerzo; por el contrario, es algo que cada uno en la pareja y en pareja debe conquistar.
Una relación importante es una invitación a que por fin podamos apoyarnos o recargarnos uno en el otro. Pero no porque haya encontrado a alguien en quien apoyarme y descansar, voy a dejar caer todo mi peso encima suyo, como si se tratara de una prueba de amor con la que pretenderíamos comprobar qué tanto nos ama. Apoyarnos así en una pareja es olvidar que no es perfecta, que puede incurrir en el error. Y no solo mi pareja, sino también yo, y en general el ser humano. Cabe incurrir en el error, cabe que en una relación las cosas se compliquen a tal punto que uno de los dos termine siendo orillado a la impotencia, y actúe desde su impotencia o debilidad (lo cual nunca es favorable para la relación).
Esto no significa que todos estamos destinados a la infidelidad. Significa que la infidelidad es humana, y que no se lo debemos dejar a la suerte el que nos pase o no nos pase, sino más bien debemos trabajar para proteger el matrimonio al no subestimar una amenaza que ha estado presente, de distintas formas, en toda la historia del hombre.
¿Una persona infiel puede volverse fiel?
Evidentemente, sí. Esto no significa que no sigan existiendo riesgos tanto para la persona que ha sido infiel como para la que no.
La infidelidad es causada en esencia por un mal manejo de las dificultades que se presentan normalmente en cualquier relación. Está marcada en la persona infiel por una característica sobresaliente de un sentimiento de no recibir la satisfacción que él o ella espera de su pareja. Siente que la relación lo está haciendo perder algo, por lo que ve la infidelidad como una oportunidad.
El gran reto para superar una infidelidad es ser capaces de entender y experimentar desde la vivencia, que en la infidelidad no hay ninguna ganancia, sino solo pérdida: perdemos en primer lugar la oportunidad de tratarnos a nosotros mismos como individuos dignos de confianza.
¿Es necesario hablar de los detalles?
Todos los días me pide que le diga detalles de cuándo, dónde, cómo, por qué de mi infidelidad… ¿qué hacer?
El daño que sufre una relación a causa de una infidelidad es muy grande, sin embargo, puede repararse. Lo que se daña principalmente es la confianza, y con esto nos referimos a uno de los pilares fundamentales de una relación. Es decir, que una infidelidad genera una inestabilidad tan grande que impide que se mantengan en pie las cosas a las que estamos acostumbrados en la relación. Es inevitable: es inevitable que la persona que sufre de una infidelidad se haga constantemente muchos tipos de pregunta.
¿Por qué la necesidad de saber es tan fuerte?
El golpe de la infidelidad desacomoda un sinnúmero de cosas en la vida emocional de la persona; lo que antes estaba seguro, ya no lo está: ¿me quiere, me desea?; ¿prefiere realmente a otra persona? ¿todo lo que me ha prometido y que me ha dado tranquilidad, era falso? De repente, el suelo sobre el que descansaba el futuro se agrieta, y esta incertidumbre respecto al futuro genera mucha angustia y ansiedad. Esto ocasiona inevitablemente que surjan de manera difícil de controlar muchas preguntas a modo de que se pueda entender de un nuevo modo lo que está perdiendo sentido. De hecho, estas preguntas dan cierto control de la situación a la persona, y en este sentido es importante que la persona que fue infiel escuche estas preguntas e intente ser sincero con su pareja. Las preguntas son un intento de revisar, de revisitar incontables momentos de la vida en pareja, y volverlos a ver ahora desde un nuevo punto de vista, de modo que podamos encontrar una lógica al pasado y al futuro en función de lo que se está viviendo y sufriendo en el presente. Es una manera de revisar minuciosamente lo que está roto en el interior de la vida emocional, y tratar (no siempre con éxito) de verlo de tal manera que pueda volver a funcionar y podamos continuar (como antes). No es en vano que surge esta necesidad en la persona engañada de formular tantas preguntas, y es importante que la persona que incurrió en la infidelidad la acompañe en la medida de lo posible. Para esto, un terapeuta puede ayudar a definir los límites de estos intercambios, promoviendo en la persona que hace preguntas que busque la manera de extraer de ellas algo favorable para la relación, que le ayude a mirar más tranquilamente hacia el futuro, y a la persona que escucha estas preguntas, el terapeuta le ayuda a controlar la frustración y la impaciencia que puede generar escuchar todos los días los mismos reclamos. Es importante que ambos cuiden que estas preguntas no se queden atrapadas en resentimiento.
¿Por qué si yo no fui el/la infiel tendría que ir a terapia?
La infidelidad es un golpe que sufre la relación que conviene que se trabaje en pareja. Principalmente, porque presenta un reto para ambos. Como se menciona arriba, el reto para la persona que sufre la infidelidad es manejar adecuadamente el resentimiento natural que surge al ser engañada. Si no se maneja correctamente, se corre el riesgo de que no se logre superar realmente la infidelidad, a pensar incluso que sigan juntos.
La terapia de pareja es una buena opción si se quiere luchar por la relación ya que puede ayudarles realmente a superar una infidelidad.
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