5 señales de que un niño tiene carencias emocionales y afectivas

5 señales de que un niño tiene carencias emocionales y afectivas

Carencias afectivas emocionales en la infancia, cómo afecta


Los niños son personas en proceso de desarrollo. En esta etapa lo aprenden todo de sus padres y ambiente más próximo, tanto lo bueno como lo malo. Es de vital importancia cómo los padres tratan, cuidan y apoyan al niño. En función del tipo de mirada y tipo de cuidados que los padres ofrecen a sus hijos, así será su forma de verse ellos mismos y de cuidarse cuando sean mayores. Por ellos las carencias afectivas y emocionales sufridas en la infancia repercute en la vida adulta.

 Nuestra casa es el primer lugar donde se nos reconoce, se nos enseña y nuestro lugar de experimentar cualquier emoción y conducta. En función del tipo de reconocimiento y consecuencias que tengan nuestros actos, así serán integradas como mecanismos futuros de actuación.

Por eso para poder contenernos, comprendernos y querernos, necesitamos que nuestros padres nos los hayan enseñado previamente. Por desgracia, son muchas las veces donde este tipo de aprendizajes no se dan o no son aprendizajes sanos o asertivos. Esto hace que los valores, actitudes, conductas e interpretaciones de la vida que desarrollemos nos sean adecuados para un bienestar general.
 


Las emociones son importantes para comprender el mundo interior, así que vamos a ver que podemos entender por carencias emocionales y sus señales más características, para poder identificar estas carencias a tiempo y poder buscar ayuda profesional para poder mejorar estilo de vida futuro de nuestros hijos.

La carencia emocional se produce cuando los padres no satisfacen necesidades emocionales básicas para el niño, como son: sentirse protegido, querido y valorado. Son necesidades vitales para un niño para poder desarrollar buenos autoimagen y manejo interno y externo de mismo y de las situaciones.

Suena muy sencillo, pero no en todas las casas se llega a dar. No es necesario que se den situación de maltrato o abuso visibles para que un niño tenga estas carencias emocionales. Hoy en día es habitual ver padres muy ausentes debido a asuntos laborales o diversas tareas diarias y niños que pasan mucho tiempo solos o jugando a la consola.

Esto hace que el niño cuando tenga algún tipo de necesidad emocional, ante la ausencia emocional de los padres llegue a autorregularse. El problema está en que un niño no sabe autorregularse bien sólo si primero no los hacen sus padres con él, por lo que se regula mal. Otra situación habitual es que los padres no saben regularse de forma adecuada a ellos mismos y no cuentan con estas habilidades, por lo que no pueden regular sus hijos de forma sana. En este caso es vital que los padres aprendan a autorregularse bien ellos primero, para poder hacerlo luego con sus hijos.

5 señales o claves para saber y detectar si un niño tiene carencias emocionales y afectivas
 

Los niños utilizan diferentes canales para comunicarse y expresar su malestar, por eso es importante atender sólo los canales verbales, sino estar pendiente de las distintas señales que utilizan para comunicarse y expresarse. Veamos algunas de las señales más significativas de que un niño tiene carencias emocionales:

  • Inseguridad. Cuando el niño sufre carencias emocionales básicas y no puede asegurar un lugar y figura parental presente y estable, es frecuente que este niño se sienta inseguro consigo mismo y en relación con los demás. No tiene la seguridad de que lo que siente y de lo que hace está bien y o bien va a buscar la aprobación constante del otro y esto puede derivar a relaciones de dependencia en el futuro, o bien sería una persona muy retraída y con escasas habilidades sociales que estaría casi siempre a la defensiva con los demás.
  • Malas conductas o desobediencia. Esto nace de la necesidad de los niños de llamar la atención para que sus padres le atiendan o le presten atención. Si esto no ocurre, el niño empieza a desobedecer las órdenes para así ser el centro de atención. Algunas de las condutas más habituales son:

o   Llantos descontrolados.

o   Conductas agresivas o ira.

o   Impulsividad.

o   Cambios bruscos de humor.

o   Miedo al abandono en los más pequeños.

Si no se trata en la infancia, en la vida adulta puede generar consecuencias negativas como desconfianza en uno mismo o problemas de agresividad en las relaciones.

  • Vacío emocional. Es una sensación que provoca mucha angustia que parece que no se calma con nada. Se hace visible cuando el niño muestra una constante necesidad de atención o cosas materiales, pero independientemente lo que obtiene, nunca parece ser suficiente. Lo mismo ocurre con los logros personales, son desechados como insignificantes y se buscan nuevos. En el fondo, esta sensación se traduce en sentimientos de soledad, angustia y malestar que nunca desaparecen.
     
     
  • Problemas escolares. El niño pasa gran parte de su tiempo en el colegio y es allí donde pone en práctica todo lo aprendido con sus iguales, y además se enfrenta a constantes desafíos a los que tiene que hacer frente, tanto académicos, como relacionales. Un escaso manejo emocional interfiere en todos los aspectos de la vida escolar. Los problemas más comunes que nos encontramos son:

o   Bajo rendimiento escolar.

o   Dificultades de aprendizaje.

o   Problemas relaciones.

o   Escasas habilidades de resolución de problemas.

o   Desmotivación para hacer las tareas.

o   Desarrollo del lenguaje tardío.

  • Interés y uso excesivo de aparatos electrónicos. Es un tema muy actual y común hoy en día. Los padres utilizan mucho los aparatos electrónicos como elementos distractores para sus hijos, mientras ellos realizan tareas o simplemente están descansando. Su uso responsable nos puede beneficiar, pero su uso excesivo puede significar carencias de varios tipos y entre ellos los emocionales. El uso excesivo también puede derivar a otro tipo de problemáticas como la dependencia a las tabletas y los teléfonos, irritabilidad, poca capacidad de atención y comunicación, pocas habilidades de afrontamiento de las tareas diarias y gran desmotivación hacía cualquier cosa que no esté relacionada.

Los niños que presentan carencias afectivas tienen más probabilidades de desarrollar trastornos psicológicos en la adolescencia y en la edad adulta, como pueden ser ansiedad, adicciones, trastornos compulsivos, etc.

Es fundamental que los padres estén presentes para satisfacer las necesidades afectivas y emocionales de sus hijos y que pasen tiempo de calidad con ellos. Ante la detección de cualquier señal de las mencionadas es aconsejable acudir a un profesional, donde se pueda crear un espacio adecuado para un aprendizaje, acompañamiento y apoyo adecuados para un desarrollo sano.

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