La bulimia y la anorexia, son trastornos alimenticios donde predominan los atracones o la falta de ingerir alimento.
La preocupación obsesiva de la figura corporal suele verse en personas con falta de autoestima o muy perfeccionistas, quienes a causa del trasforno alimentario que padecen llenan su insatisfacción por su imagen corporal con la comida. Su objetivo principal es saciar esa inseguridad que les proporciona mirarse al espejo o pensar cómo les verán los demás. Pero, ¿qué papel tiene la figura de la madre en una persona con un trastorno de conducta alimentaria?
Cómo son las personas con TCA
Las personas que padecen un trastorno de conducta alimentaria, suelen presentar una serie de características comunes que podemos identificar fácilmente, como:
- Preocupación extema por su peso y su físico.
- Comportamientos obsesivos.
- Relaciones sociales pobres.
- Conductas autodestructivas.
- Síntomas como la ansiedad o la depresión.
Los síntomas citados anteriormente provienen derivados de un miedo constante a subir de peso. Aunque la persona se encuentre en un peso normal, siguen sin sentirse a gusto con su físico, pensando que están gordas y que la sociedad no las aceptará. La introducción de laxantes, vómitos o ejercicio físico obsesivo se introduce en su rutina.
Tipos de Trastornos de Conducta Alimentaria
Los trastornos de conducta alimentaria más comunes son los siguientes:
- Anorexia: Miedo a aumentar de peso por una percepción distorsionada de uno mismo. Rechazo de los alimentos porque al hacerlo se tiende a la culpabilidad.
- Bulimia: Los síntomas son parecidos a los de la anorexa, pero a diferencia de esta, en la bulimia se tienden a los atracones y a vomitar posteriormente todo lo ingerido por el sentimiento de culpa.
- Trastorno Dismórfico: Su percepción física también se encuentra distorsionada. Se ven obsesas y recurren a dietas constantes.
El papel de la madre
La figura de la madre en un paciente con TCA, es fundamental puesto que debemos tener en cuenta que la madre es la primera persona en alimentarnos desde que estamos en el proceso de gestación hasta que pasamos a la lactancia. La madre, es la primera persona que tiene control sobre nuestra alimentación, decidiendo si estamos demasiado flacos, gordos o qué alimentos debemos ingerir.
Las madres suelen ser exigentes con nosotros, sobre todo con las hijas, puesto que quieren que sean perfectas, inculcando valores y aspectos que quizá ellas no hayan llegado a alcanzar. Estas metas que como madres transmiten a sus hijas pueden provocar carencias en ellas, quienes piensan que para estar bien tienen que lograr ese perfeccionismo ansiado por sus madres. Una forma de expresarlo es a través de los trastornos alimenticios. Pues aunque las metas de la madre hayan podido ser intelectuales, las hijas se han vuelto competitivas y perfeccionistas y necesitan lograr objetivos en todos los sentidos. Incluidos en su propio cuerpo.
Es entonces cuando nos planteamos, ¿la madre tiene la culpa del trastorno alimenticio? Absolutamente no. Es la persona quien se desarrolla y escoge como afrotar la vida, podrá tener carencias o metas, pero no significa que una madre le proporcione un desorden alimentario por haberla gestado. Lo importante es saber que las personas que nos quieren, como una madre, estarán ahí apoyándonos siempre y será el paciente quien tome sus propias decisiones y decida el camino al que quiere dirigirse.
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