Mitos y realidades de la depresión, que debes y no debes hacer parte 2

Mitos y realidades de la depresión, que debes y no debes hacer parte 2

Este artículo, es la continuación de otro publicado recientemente…

Mito 6: Siempre se produce por eventos traumáticos

Los acontecimientos traumáticos puntuales producen una profunda tristeza y pueden desencadenar episodios depresivos, pero pocas veces la persona entra en depresión solo por ellos. Cuando hay un episodio duro en la vida de la persona, como un duelo, un accidente u otras experiencias perturbadoras, la persona estará triste y sensible, llegando incluso a sufrir Trastorno de Estrés Postraumático (dependiendo de la gravedad del acontecimiento y otros factores asociados), o teniendo durante un período largo de tiempo síntomas que pueden ser similares a los de la depresión. En las personas que están deprimidas, sin embargo, la sintomatología produce una acusada incapacidad funcional que se prolongada en el tiempo, con frecuencia se producen sin motivo aparente (esto es, no es explicada por un duelo o suceso), y están presentes en muchas ocasiones preocupaciones de inutilidad, enlentecimiento psicomotor, ideación suicida, e incluso a veces síntomas psicóticos.
 

Mito 7: No es una enfermedad de verdad: Todo está en tu mente
 

La depresión sí es una enfermedad grave que no debe menospreciarse, puesto que puede llevar a la persona a no querer vivir y a intentar quitarse la vida. Como se ha dicho antes no debe confundirse con un episodio transitorio de tristeza. La depresión produce una alteración en los neurotransmisores cerebrales y en las hormonas, genera sufrimiento intenso, produce enlentecimiento de movimientos y fatiga corporal, insomnio, disminuye el sistema inmunológico, genera cambios en el apetito, dolores musculares y sensaciones corporales desagradables, cambia los pensamientos y las emociones de quien la sufre, y es por ello que, como cualquier enfermedad, limita la vida de la persona. Al quitarle importancia a sus consecuencias lo único que se consigue es infravalorar, culpabilizar y avergonzar a las personas que la padecen, empeorando el problema.

Mito 8: Tendrás que estar con antidepresivos toda la vida
 

Aunque los antidepresivos son uno de los medicamentos más extendidos y usados en el mundo, no son el único tratamiento ni a veces, el más indicado. En la depresión existen diferentes tratamientos que pueden ser realizados, como psicoterapia y el tratamiento mixto (psicoterapia y fármacos). Los pacientes que solo usan antidepresivos suelen experimentar mejorías temporales, pero difícilmente una pastilla puede llegar a la causa que hace que la persona sufra depresión, si bien es cierto que a veces el tratamiento farmacológico se hace indispensable, pero no es en todos los casos.
 

como ayudar a una persona deprimida

Mito 9: La persona deprimida es débil mentalmente, no tiene voluntad.

La sociedad que nos rodea valora en exceso el esfuerzo, el individualismo, la voluntad, la autosuperación y el estar felices todo el tiempo. Con estos cánones y valores tan exigentes parece que debemos arreglárnoslas solos en todos los ámbitos, ir escalando posiciones, superarnos día a día en cualquier circunstancia. Pero esto, que puede ser positivo en ciertos ámbitos y en ciertos momentos, no se puede ni se debe aplicar a la depresión ni a muchas enfermedades. Si bien es cierto que ciertas situaciones médicas (como la recuperación después de una intervención quirúrgica) se aceleran con trabajo, positivismo y esfuerzo, otras enfermedades no mejoran por el mismo camino. Seguramente no le diríamos a una persona que sufre esquizofrenia o que tiene una úlcera o que se ha roto una pierna, que lo supere con voluntad y esfuerzo, por sí sola, por lo que parece lógico no pedirle lo mismo a las personas que sufren trastornos del estado de ánimo, como es la depresión.
 

Mito 10: Si vas al psicólogo o al psiquiatra, es que estás loco
 

Otra de los grandes prejuicios que ya no solo rodean a la depresión, sino a cualquier problema que afecte a la mente, es que acudir a un profesional de la salud mental equivale a estar loco. Las personas pueden acudir al psicólogo o al psiquiatra por múltiples razones, ya sea ansiedad, tristeza, depresión, conflictos internos, problemas de pareja o sexuales, miedo a la muerte, enfermedades físicas que les producen sufrimiento o por las que necesitan acompañamiento, trastornos mentales, etc. Cuando etiquetamos a alguien de loco por acudir a tratamiento psicológico o por tomar psicofármacos, le estamos haciendo un flaco favor no solo a él o ella, sino a la sociedad en general. Ciertos problemas han de ser tratados por profesionales, y no se debe estigmatizar a la persona por acudir a quien puede ayudar a resolverlos. La mente, al igual que el cuerpo, debe ser cuidada, entendida, respetada y entrenada. No hay mucha diferencia entre quien pide ayuda a un nutricionista, contrata un entrenador personal, va a la peluquería, hace yoga o va al psicólogo. Al final lo importante es sentirse mejor, solucionar un problema, y para solucionar los problemas mentales lo ideal es acudir a aquellas personas que se han preparado para ello, sin que eso signifique que el paciente está loco.

 

Como ayudar (de verdad) a una persona con depresión.

  1. Escúchale, habla de lo que siente y piensa.
  2. No dudes de su palabra ni de sus síntomas.
  3. Empatiza con su sufrimiento.
  4. No le impongas hacer actividades que no puede.
  5. No le insultes, menosprecies o invalides su dolor: “eres un vago”, “estás así porque quieres”.
  6. No le culpes ni le avergüences por lo que le pasa.
  7. No tengas prejuicios hacia él o su tratamiento.
  8. Ayúdale a ver la necesidad de pedir ayuda profesional, desde el respeto.
  9. Colabora, si te lo piden, con el psicólogo o psiquiatra, respetando sus decisiones y ayudando a llevar a cabo el tratamiento.
  10. Respeta sus tiempos, cada uno tiene una velocidad de recuperación diferente.
  11. No le compares con otras personas, el mundo interno de cada uno es propio, único e irrepetible.
  12. Sé cariñoso, cercano. La persona deprimida es una persona que sufre, nunca lo olvides.
  13. No le veas como una enfermedad, detrás de los síntomas sigue habiendo una persona.
  14. Pide tú también ayuda profesional, convivir con una persona que sufre una enfermedad puede ser difícil y agotador. Que tú también te sientas mal, cansado o frustrado no ayudará a la recuperación del paciente depresivo.

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